14 | XIV | La región más turbia







En México, el país donde vivo está sumergido en una gran desigualdad, el 2017 se inició con una crisis financiera entre el aumento brutal del dólar frente al peso, de la llegada a la de la nueva presidencia a Estados Unidos, que afecta instantáneamente al país. Además de la clase política que desfalca a las arcas nacionales y destruye ecosistemas enteros, mientras defrauda al erario público creando empresas fantasmas y ocultando la información, con el asesinato de periodistas, intelectuales, activistas, artistas, escritores; y reprimiendo a la gente de a pie, a la gente normal, a la que le afecta el desmantelamiento del estado pensando que empobrecer a la gente que ya es pobre entre más del cuarenta y tres por ciento de la población está en pobreza extrema, haciendo creer que eso es un sinónimo de progreso.

     Controlando la información, desde millones de bots de Twitter y Facebook, hasta campañas con grupos en las calles, asociándose con grupos delictivos, con narcos, sicarios, secuestradores, golpeadores, pandilleros, hasta con empresarios y zares de la droga. En México impera el delito, la corrupción, el miedo, la impunidad, todos hacen lo que quieren, y al delincuente lo castigan con algo peor que un delito, parece que vamos para atrás y volvemos a la edad media, donde se quema a la gente, se cortan cabezas, se mata de a gratis, por lo que digas o hagas, te cortan la mano, el pie, la cabeza, te torturan a ti y a tu familia.

     El espíritu de los estudiantes de 1968 en París, la Primavera de Praga, los estudiantes de México en 1968 recordaron que el gobierno es capaz de usar la violencia legítima para frenar esos movimientos estudiantiles primero, ya después sociales. Como también lo hizo la primavera árabe. Esa forma de operar es común ahora en todos los lugares del globo donde van a ocurrir dichos juegos.

     Así como estas manifestaciones estudiantiles mostraron de lo que es capaz el mismo Estado para orquestar la represión y su tecnología del poder para legitimar la violencia, son lo que el Movimiento de los 43 estudiantes desaparecidos por manos del gobierno lo es en conjunción con el crimen organizado.

     El crimen antes hacía negocio con el gobierno, entraba al deal, se sentaban en la mesa redonda y hablaba con el padrino, tenían principios, eran caballeros, tenían valores y principios, como una empresa.

     Ahora narco y gobierno son una sola cosa. El Cartél tiene a sus Jefes. El capo, de latín cabeza. Por ello de los Romanos, pasaron a cortar cabezas, como matando al rey antiguo, humillándolo. El presidente es de los pesados del cartel. Los sicarios actúan como brazo armado, y hay de todo tipo, como en los videojuegos, sicario policía, sicario cholo, sicario niño, sicaria, sicario militar, sicario preso de alta peligrosidad que sale de noche, y los vistes como quieras, sicario de saco, sicario con botas picudas, sicario norteño, sicario pocho, sicario gabacho hijo de mexicano, sicario de chanclas, sicario de gorra y sudadera, sicario sombrerudo, sicario que escucha narcocorridos, es más es cantante, es actor o tiene un grupo musical o invita a Juan Gabriel, al Recodo, a Jenny Rivera, a los Tigres del Norte,  con cinturón piteado, camionetón de color llamativo, con cuanta en Instagram y Twitter, o el mismo produce sus corridos o videos, o manda a escribir sus propios corridos. Inventa su propio santo.

     Y así la clase narca de México se compone esas y muchas especies, tantas como individuos que la componen; igual que sus consumidores.

     En ese panorama, el hijo ‘mirrey del narco y político mexicano es la nueva casa Lancaster del Game of Thrones mexicano. Era Vine-star de la ya desaparecida red social, influencer de YouTube, tiene millones de segiudores en Twitter y Snapchat, y todos quieren o ser como él o estar como él. 

     En algún momento se casan el espectáculo, la política y la violencia, la violencia es el nuevo circo mediático, y los principales personajes, son una serie de asesinos despiadados.





El arte adopta en el cuerpo un acto de rebelión, en un país de cuerpos mutilados y desaparecidos. Donde el cuerpo no vale ni por el mimo, ni como carne, ni como persona, muy lejos también de dejar de ser siquiera ciudadano.

     Como si fuera uh videojuego como Grand Theft Auto, o una novela gráfica The WalkingDead, los zombies son los junkies y adictos, los come basura de Naked Lunch, son los cuervos, los jokers. Todos quieren ser Walter White, pero sin el cáncer, o si tienen cáncer de menos ser Steve Jobs, o al menos Mark Zuckerber.

     En ese horizonte el arte y la ciencia es lo que menos importa. Lo que menos llama la atención. El lago de los cisnes ya no llama a muchos aunque la dirija DarrenAronofsky o salga Natalie Portman.

     La naturaleza, importa poco si no da millones que se puedan guardar en empresas offshore. Las múltiples guerras no destruyen más las conciencias en busca del like o las vistas, sirve para compartir en redes sociales, como la extinción de los animales, el calentamiento global, la sobrepesca, la deforestación.

    Yo creo que el arte es capaz de transformar al ser humano, que es donde reside esa fuerza. Creo que si en él reside la imaginación para imaginarse mundos mejores, o realidades distópicas, aún pos apocalípticos. Puede llevarlos a cabo y lo está haciendo, con ayuda del arte y la ciencia.

     Y pienso que si una universidad abre un espacio donde se pueda ver luz dentro de la caverna, se debe aprovechar sino sería un crimen más que agregaríamos a la serie que debemos a lesa humanidad, y lesa naturalidad.

      El arte, la naturaleza, la ciencia, le religión, la poesía, la danza, la comprensión, la meditación y la contemplación son una serie de hermosos caminos que nos permiten llegar al mismo lugar.

     Empezamos con magnates y youtubers, con creadores de aplicaciones y personas que trabajan desde internet y cobran en dólares.

      Y vamos en retroceso a un lugar donde la televisión es un medio de propaganda de uno o dos partidos políticos. La clase política se quiere codear con reyes, y mirreyes se les dice a los hijos de funcionarios públicos corruptos, desean casarse con actrices de televisión y ser famosos como futbolistas.

     Después los niños sueñan con ser narcos y salir adelante, matar a muchos, tomar mucho, pegarle a su esposa (al final tienen a su harem) como en Las Mil y Una Noches, sino la mandan a descuartizar, y traen a otras.

     Después los niños de las madres dejadas, golpeadas, vejadas y violentadas, terminan de contagiar a la mayoría de hijos de drogadictos o niños de la calle, de la enfermedad de la violencia, la violencia vengativa, la necesidad de matar a ese alguien que representa todo lo que odiamos, todo lo que somos, y todo lo que deseamos ser pero no podemos, ya que eso no se compra con dinero.

     La enfermedad de la violencia es aprovechada muy bien por los grupos delictivos para organizar sus soldados, esos son sus mejores sicarios, los mozarts del machete, de las armas, de la sangre fría, del cabrón y medio. Los segundos soldados son los soldados mismos, los desertores que pasaron de la sierra pobre, o de alguna comunidad rural olvidada por el gobierno del Partido de la Revolución Institucional (PRI) que ha gobernado por más de ochenta años en algunos lugares, y en los lugares restantes sólo se ha visto esa horrible cara de ogro filantrópico que data desde tiempos de la revolución mexicana.





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