94 | Para Entonces
94| Para entonces ya me estoy dando por vencido.
Quiero ser escritor, pero no he publicado nada (
Me podría llamar escritor de haber escrito o de haber publicado (aunque de cualquier forma, por definición todos los que escribimos somos escritores, así como todos lo que tenemos intelecto y lo ejercemos somos intelectuales), porque escritor es el que escribe, eso sin duda; y ciertamente no me puedo llamarme escritor sin haber acabado siquiera un 'nche cuento.
Aunque escribo muchos mensajes de texto y mails. No sé si eso cuente.
No obstante, tengo un par de ideas, y estoy determinado a hacer un último intento. Esta es mi última oportunidad para terminar de escribir al menos un cuento, ya que de ello depende mi ser-en-el-tiempo-duración-y-espacio-(kronos-/-kairos)-en-el-mundo-de-la-vida-cotidiana-,-en-lo-doméstico-y-el-resto-de-los-hechos--entogénicos-y-ontológicos-de-la-histórica-nada-universal-de-esta-(-sorry-not-sorry-)-waste-land-just-avant-l'apocalypse-now-par-rapport-à-le-global-warming-and-the-post-medieval-armageddon....-!
Una de las ideas que plasmo en es un cuento que se llama : “La máquina de hacer revoluciones”, que evidentemente tiene una filiación marxista, o materialista histérica cómo de'a Georg Lukacs, Herbert Marcuse, o Walter Benjamin, tanto de esta 'Escuela de Frankfurt' como de la 'Escuela de Chicago'.
Se me ocurrió que la máquina fuera esa suerte de artefacto ideológico, como bien puede pensarse, sino de un objeto real, una máquina verdadera, un artificio que alguien encuentra un domingo en el mercado de antigüedades de la Lagunilla, en el tianguis de cárcel de la calzada Iztapalapa, de la Raza, la San Felipe de Jesús, el de pulgas de Izazaga, en Tlatelolco, mismo Garibaldi, La Merced, 'los' Santo Domingo o Tepito.
El puestero sabe que posee esta máquina de hacer revoluciones y así la oferta en internet, evidentemente nadie le cree una palabra de lo que consideran puras mentiras woodyallenianas-bananeras, duras y ciegas locuras, hasta que en algún momento se presenta el personaje principal y se la compra.
Se me ocurrió que la máquina fuera esa suerte de artefacto ideológico, como bien puede pensarse, sino de un objeto real, una máquina verdadera, un artificio que alguien encuentra un domingo en el mercado de antigüedades de la Lagunilla, en el tianguis de cárcel de la calzada Iztapalapa, de la Raza, la San Felipe de Jesús, el de pulgas de Izazaga, en Tlatelolco, mismo Garibaldi, La Merced, 'los' Santo Domingo o Tepito.
El puestero sabe que posee esta máquina de hacer revoluciones y así la oferta en internet, evidentemente nadie le cree una palabra de lo que consideran puras mentiras woodyallenianas-bananeras, duras y ciegas locuras, hasta que en algún momento se presenta el personaje principal y se la compra.
Esta idea nos lleva directo a la introduxión y los primeros capítulos nos traslada a mi otro texto “Inventario del fin del mundo”. Waste-inventory. Huge-Dark-Gray-&-Green-Rotten-Fries-Apocalypse--waste-postapocalyptic-world-tomateoes-inventory-of-the-end -of -the-world.
Estos textos pueden entenderse como el espacio en el que se concentran los despojos de varias generaciones chilangas atesorados como objetos tan valiosos y tan inútiles como esta “Máquina de hacer revoluciones”.
De esta manera el cuento es al mismo tiempo una crítica de las revoluciones y una revalorización de los barrios, como lo es de La Lagunilla, como ese otro que escribí en enero de 2019 : “Glosarios de la vida cotidiana”.
Estos textos pueden entenderse como el espacio en el que se concentran los despojos de varias generaciones chilangas atesorados como objetos tan valiosos y tan inútiles como esta “Máquina de hacer revoluciones”.
De esta manera el cuento es al mismo tiempo una crítica de las revoluciones y una revalorización de los barrios, como lo es de La Lagunilla, como ese otro que escribí en enero de 2019 : “Glosarios de la vida cotidiana”.
Por un lado, de esta manera convierto los personajes del barrio en una suerte de guardianes de la sabiduría, “guardasecretos-de-la-cotidianidad”.
Por otro lado, están estos otros personajes que son conscientes del inmenso poder contenido en los secretos cotianos se dedican a sabotear los intentos de aquellos que se atreven a utilizar con “La máquina de hacer revoluciones”, y a estos les llamo : «operadores del “Museo de las falsificaciones”».
Por otro lado, están estos otros personajes que son conscientes del inmenso poder contenido en los secretos cotianos se dedican a sabotear los intentos de aquellos que se atreven a utilizar con “La máquina de hacer revoluciones”, y a estos les llamo : «operadores del “Museo de las falsificaciones”».
En este momento estoy escribiendo algo que intitulo : “Los derrumbes”, el sólo título me vino a la mente, me sugirió cosas, pero de esas dos palabras no pasé hasta el primero de diciembre de 2018. Sobra decir que ninguna de esas ideas ha prosperado tanto como quisiera. De ello escribiré después.
Comentarios
Publicar un comentario
Te gustó lo que leíste ?