74 | Es Suficiente











Palabras de Javier Contreras Villaseñor :


« ¡Ya basta es ya basta! ¡Ni una más! ¡Ni una menos!
Descubro el hilo negro…
No hay un solo día en el que no sepamos de una agresión sexual y vital a una mujer, desde el insulto verbal, al tocamiento, la violación, el secuestro, el asesinato. Es un asunto de la cultura y el poder patriarcales que dominan al mundo y que nos empequeñecen la dignidad, la alegría, la esperanza a millones de mujeres y de hombres. Son acciones oscuras que enturbian lo que debería ser la libre y feliz aventura del encuentro piel a piel, rostro a rostro. Se trata de una política obstinada de violencia de género que se empeña en convertir a las mujeres en objetos estrictamente instrumentalizables y a los hombres en entes sin ninguna dignidad ética, condenados a vivir su (nuestro, lo asumo en primera persona) erotismo y sus (nuestros) afectos como ejercicio pretendidamente inevitable del abuso. Paradigma civilizatorio perverso –realmente tanático- que nos convierte a unas en posibles víctimas y a otros en posibles victimarios. Paradigma civilizatorio perverso que busca naturalizar –en el interior de los vínculos relacionales inmediatos, íntimos, y en los procesos de subjetivación deseante- las lógicas del abuso y de la resignación como destinos ineludibles.  En el origen de todo esto el miedo inmenso que le tiene el patriarcado a la independencia femenina, particularmente a su autonomía erótica, que debiera sernos una invitación para crear una cultura igualitaria, complejizante, tributaria del respeto a la diversidad y a las muchas formas de la sonrisa. Pero el patriarcado es una forma muy mezquina del pensamiento simple y no quiere la multiplicación igualitaria de las sonrisas sino la imposición de una imbécil risotada: la turbia carcajada de los cómplices. El patriarcado es todo menos que sororidad, pero tampoco permite una digna fraternidad. Es la densa hermandad que nace del cultivo compartido y solapado del abuso. Y tiene oscuras consecuencias, tanáticas consecuencias que constatamos día a día en nuestro país en el que el patriarcado y el capitalismo del tiempo del despojo radical (ése en el cual negocios legales y delincuenciales se dan la mano, y los poderes informales y los  poderes institucionales mutuamente se apoyan y sobornan) siembran de muertos y especialmente de muertas nuestros campos y ciudades.
Es una realidad insufrible que nos envilece.
Es una realidad que no podemos permitir.
Nos está demandando ¡YA! una acción política y social colectiva que detenga los abusos y la impunidad y, sobre todo, que nos ayude a aportar nuestro grano de arena a la construcción de una cultura relacional (en el amplio sentido de la palabra) verdaderamente ética y amorosa.
Necesitamos pensar colectivamente –muchas y muchos- qué acciones políticas realizar para evidenciar, por lo pronto, que NO nos hacemos cómplices del cinismo patriarcal que nos gobierna y de la cultura afectiva que lo posibilita . »






















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