Bailo por ella
ella que me lleva de la mano
a mi primer escuela de danza,
que regresa de su trabajo para vestirme y hacerme “el chongo perfecto”,
bailo por ella que cuando berrincheo me hace ver que yo no quiero ser de las niñas que van ‘medio peinadas” y que por ello a veces no las dejan ya tomar la clase por los jalones de cabello.
Bailo por ella que me deshace el chongo llegando a mi casa y me deja bailar y modelar frente al espejo con mi cabello “chino” por las ondas del chongo.
Bailo por ella, quien corre conmigo desde la clase de ballet hasta la de piano para que no me pierda ninguna.
Bailo por ella porque me mete a los talleres sabatinos cuando no me aceptaron en el examen para pasar al siguiente grado.
Por ti que me ha acompañas siempre como acompañabas cuando niña a comprar mis zapatillas, mallas y vestuarios.
Que me llevabas a mis audiciones y esperabas el resultado conmigo, quien me ha abrazado cuando he sentido que no doy suficiente.
Bailo por ella que me es mi confidente en la mayoría de mis clases y a lo largo de mi vida.
Por ella, que no cuestiona mi decisión de dejar que otras cosas fueran más importantes; o aquello de retomarlo como lo más importante en mi vida.
Bailo por ella que ha ido a todas mis presentaciones, menos a ésa, sólo porque estaba hospitalizada.
Por la que me ha dado todo lo que tiene en sus manos, por ella que nunca me ha negado una clase, o la ida a algún nuevo lugar en el que quiera experimentar.
Por ella que me ha acompañado en la frustación de una lesión y que ha estado conmigo en mis terapias, ya sea en mente o cuerpo.
Quien ahora me pide que la maquille y peine cuando tiene presentaciones para su grupo de danza.
Por ella que compra mis leotardos que cose los listones que limpia y que pinta mis zapatillas si necesario.
Que mete mis mallas al microondas para que esten secas.
que me dice —”¡Qué preciosa estás!”. Entre sonrisas.
Por ella que me compra una bailarina de peluche en mi primer examen en la Academia «Coppelius».
También bailo por tí papá, que aunque tú no lo sepas, después de haber ensayado las piezas en el piano, las bailaba con las luces apagadas en el estudio.
Por ti, que aunque no lo sepas, usaba tu cama y la de mamá de escenario para mis coreografías, y sí, me subía con zapatos.
Por ti que fomentaste en mí el gusto por la música clásica.
Por ti, que te enojaste cuando me dió pena hacer un split frente a ti, pero que de cinco años para aca, me haz ido a ver al teatro varias veces.
Por ti que me enseñaste el arte desde que me tomaste entre tus brazos, que me enseñaste a expresarme de la forma más hermosa, cantando, tocando instrumentos, y si, aunque no lo creas, bailando.
Por ti, que yo no sé que hubiera sido de mí sin esas tardes en las que ponías algún disco de tu colección, me llamabas y me decías ¨Mari, escucha esto¨.
Por ti que me enseñaste a sentir y disfrutar de los sonidos, de la música.
Así que si algún día, vuelven el tiempo a atrás y se preguntan si lo ¨hicieron bien¨ conmigo, a mí no me importa nada, soy la niña más afortunada, pues me dieron lo más bello de este mundo.
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Señorita M
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