145 | Mustang indomable


Cuando nos unimos tanto a alguien. A veces nos diluimos. Debemos salir de ahí. Alzar la cabeza. Empezar de nuevo. Y ese miedo es la clave para seguir. No para huir sino para enfocarnos. Seguir adelante y no dejar que nada nos venza. Es un empezar de nuevo. Desde cero. Refrescarse y salir de la horda. Apagar el interrumptor. Quizá. Pero alguien podría decirme cómo hacerlo aquí básicamente encerrado. Cómo medir nuestras acciones. Si el mundo es volátil y la vida sale huyendo de nosotros con tanto apuro. Hasta la muerte o hasta que simplemente deja de importarnos. Qué es morir de viejo ? Qué es el azar ?
Qué es este miedo y el dolor ?
Es ese el camino que hay que seguir 
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El que nos lleva al acantilado del dolor qué nos habla en un idioma que nos compréndemos y simplemente decimos adiós. Nos vemos luego.

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Monto el caballo y galopo. No sé a dónde voy ! Peo me dirijo furiosamente hacia allá ! Eso es ! Esa quizá es La Vida. La libertad que se siente al montar está bestia, al correr sin importar. Lejos del borde. Hacia el horizonte. Sin ir a algún lado. Sino por la importancia de correr salvajemente. Hasta el abrazo. Hasta el llanto. Hasta el amanecer. Hasta el beso. 
Lo siento. Lo sé. Ahora mis manos que toman las bridas. Y sueño en el horizonte una vez más cada vez más alto, más lejos, buscando una reacción y tratando de mover mi cara de poker. Para lidiar con las nubes y conmigo misma. Solo para alejarme de mí. 
Las olas se desprenden las playas. Y veo su estela desvaneciéndose en la arena. 
He perdido todo. Qué debo hacer. Fallé. Caí de la montaña. Ya no sé más cómo hablarle, qué decirle, como verlo a los ojos desde la Torre de Marfil. Y pienso que ya he estado aquí. No aquí sino allí, en este sentimiento. Lo sé. Me lo digo a mí misma. Y otra vez me veo al espejo lentamente y me veo en este mismo camino eventualmente. Qué cómo se siente. Se siente como una máscara vieja. No solo así. Sino como algo que es difícil de explicar. Especialmente cuando te acostumbras a alguien, quizá solo te aburres, y sales por la puerta y estás sola tú. Solo tú. Otra vez. Y está sonrisa y este cabello rojo. Y estos ojos azules que ven más alto que las copas de los árboles en la selva. Y me prometo no herirme más y perseguir la felicidad y nunca defraudarme.
Mantenerme calma en mi casa. Esperando lo mejor. Meditando. Amando mientras continuo el galope. 




É.L.

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