93 | Oleadas de miedo
Últimamente me siento raro.
Me he estado sintiendo
enfermo.
Sentimiento muy parecido al de después de tres días de haber estado bebiendo y aunado a la resaca de un par de semanas y, además del Guadalupe-Reyes, algo así como si siempre estuviera crudo, y tal como si esta hypecrudota de «Adiós a las Vegas» se alejase de vez en cuando y regesara, cual si fueran olas, olas de enfermedad.
Me he estado sintiendo
enfermo.
Sentimiento muy parecido al de después de tres días de haber estado bebiendo y aunado a la resaca de un par de semanas y, además del Guadalupe-Reyes, algo así como si siempre estuviera crudo, y tal como si esta hypecrudota de «Adiós a las Vegas» se alejase de vez en cuando y regesara, cual si fueran olas, olas de enfermedad.
Me siento peor reparar que lo que me pasa es parecido a estar en una playa, mojándome los pies con esas olas recurrentes de enfermedad, de desechos, de basura, de radiación y mugre, de liccibiados y muerte café claro, que es más exacto decir que es una enfermedad. Y, propiamente dicho, la enfermedad del miedo.
Estoy detenido en medio de una playa incierta hecha de granos de incertidumbre, descalzo. Todo solo. A mis pies llegan oleadas-de-ese-miedo-frío-bretón.
No poder comenzar me da miedo (entre otras muchas cosas) DETENERME!!, (?) , ¿seguir?, ¿retroceder?, ¿recomenzar o continuar la novela que me había proyectado escribir desde que estaba de bachiller (en Prepa 9), la novela que "cambiarīa la Literatura"? ¡Eso!, ese pensamiento me aterroiza hoy día (!)
Ya que de puedo decir que por lo menos lo pienso mínimo cuatro veces a lo largo del día (al despertarme/rumbo al trabajo por la calle/en el trabajo/al irme a dormir) y recuerdo a todos los escritores que conozco que escriben, escribieron o escribieren novelas mientras simulan trabajar sea en su celular en oficinas de gobierno (como Godínez); y lo pienso también por la noches, cuando estoy completamente solo, frente a la computadora, o frente a la hoja en blanco [imagino a Josefina Vicens haciendo lo propio en frente de la hoja de su máquina de escribir], o la pantalla en blanco, con el cursor parpadeando, como guiñándome su diminuto ojo ensordecedor.
(Ensordecedor de miedo).
No poder comenzar me da miedo (entre otras muchas cosas) DETENERME!!, (?) , ¿seguir?, ¿retroceder?, ¿recomenzar o continuar la novela que me había proyectado escribir desde que estaba de bachiller (en Prepa 9), la novela que "cambiarīa la Literatura"? ¡Eso!, ese pensamiento me aterroiza hoy día (!)
Ya que de puedo decir que por lo menos lo pienso mínimo cuatro veces a lo largo del día (al despertarme/rumbo al trabajo por la calle/en el trabajo/al irme a dormir) y recuerdo a todos los escritores que conozco que escriben, escribieron o escribieren novelas mientras simulan trabajar sea en su celular en oficinas de gobierno (como Godínez); y lo pienso también por la noches, cuando estoy completamente solo, frente a la computadora, o frente a la hoja en blanco [imagino a Josefina Vicens haciendo lo propio en frente de la hoja de su máquina de escribir], o la pantalla en blanco, con el cursor parpadeando, como guiñándome su diminuto ojo ensordecedor.
(Ensordecedor de miedo).
Ahora escribo una novela que estoy concibiendo como una continuación.
¿Una continuación de qué?, le preguntas.
Pues como la continuación de una aventura que se quedó suspendida, ¿me explico?
Me pasa de veces que al terminar de leer una novela me siento un poco nostálgico, porque sé que se ha terminado unabuena historia, y que me ha dejado colgado-de-la-lámpara, con ganas de más. Como apenas me pasó con una de Phllip Roth.
Por ello escribo esta novela que continua ese otro texto que edité sobre los 43 estudiantes desaparecidos de la Escuela Normal Superior "Raúl Isidro Burgos", en Ayotzinapa Guerrero, cerca de Cocula y Chilpancingo, en México en los llamados Estados Unidos Mexicanos Mexicanos, los otros estados de América del Norte y el Continente Americano , ahora gobernados por el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). O esa otra novela que me ha gustado mucho de Kazuo Ishiguro, que también me dejó picado.
A pesar de lo que quiera o diga que escribo creo que mi idea Literatura es en ese sentido, en términos muy m*mones y románticos, como una continuación de eso que para mí es «a Felicidad» aunque la historia que se cuenta en la novela no sea una historia "feliz" ¿[no sé si me explico?].
Quizá a ustedes les haya pasado que no quieren que se acabe la película que están viendo porque les gusta mucho, y en medio de la película piensan, ¿qué van a hacer cuando esto termine? ¿Acaso regresar a la vida cotidiana? Mi idea de la Literatura es entonces, continuar la suspensión de esa realidad, de la mano de la Realidad. [no se si me estoy explicando].
¿Una continuación de qué?, le preguntas.
Pues como la continuación de una aventura que se quedó suspendida, ¿me explico?
Me pasa de veces que al terminar de leer una novela me siento un poco nostálgico, porque sé que se ha terminado una
Por ello escribo esta novela que continua ese otro texto que edité sobre los 43 estudiantes desaparecidos de la Escuela Normal Superior "Raúl Isidro Burgos", en Ayotzinapa Guerrero, cerca de Cocula y Chilpancingo, en México en los llamados Estados Unidos Mexicanos Mexicanos, los otros estados de América del Norte y el Continente Americano , ahora gobernados por el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). O esa otra novela que me ha gustado mucho de Kazuo Ishiguro, que también me dejó picado.
A pesar de lo que quiera o diga que escribo creo que mi idea Literatura es en ese sentido, en términos muy m*mones y románticos, como una continuación de eso que para mí es «a
Quizá a ustedes les haya pasado que no quieren que se acabe la película que están viendo porque les gusta mucho, y en medio de la película piensan, ¿qué van a hacer cuando esto termine? ¿Acaso regresar a la vida cotidiana? Mi idea de la Literatura es entonces, continuar la suspensión de esa realidad, de la mano de la Realidad. [
Hoy comencé a leer una novela que aunque me deja completamente descorazonado no deja de gustarme.
De eso es de lo que hablo.
Esamal adjteivada buena Literatura, bueno, quizá sea más exacto después que definamos que es lo que considere cada cual como buena Literatura.
Esa sensación de literatura me lleva a otro lado, me descorazona, me desnuda y me gusta estar a la intemperie y sentir ese frío-bretón es revitalizadora de alguna manera esa Lite, esa intemperie literaria que se convierte en una pulmonía, un resfriado, incluso puede llevarnos a la muerte:
Y eso es lo que yo considero unabuena novela, llena de buena literatura, esa que te deja a la intemprerie y te deja desnudo delante de ti mismo, para mostrarte que afuera hay cosas que no hemos visto aunque están todo el tiempo ahí, domesticadas o no, con bozal o sueltas libremente, y que continuan ahí mientras tu estás dentro del océano de fonemas, signos, tinta, monitores, smarthphones y morfemas y todas las cosas que cohabitan dentro de nosotros, dentro de nuestra mente y espíritu.
Y de repente te das cuenta de que a pesar de que es una de esas historias trágicas que amenaza con convertise en una pulmonía o en un resfriado contagioso no deseas que acabe.
No importa si esta es una literatura-de-cobija-y-colchón, de-radiador-y-calceta-de-borrego-merino, para-surfear-las-letras-en-pijama-y-pantuflas ya que esta literatura está emparentada [será una prima lejana o cercana] con esa literatura de exteriores fríos, de-pulmonías-fulminantes, de--resfriados-y-sonrisas-entre-estornudos-literarios-en-el-horizonte-bretón contemplado desde el despeñadero plegadizo.
De eso es de lo que hablo.
Esa
Esa sensación de literatura me lleva a otro lado, me descorazona, me desnuda y me gusta estar a la intemperie y sentir ese frío-bretón es revitalizadora de alguna manera esa Lite, esa intemperie literaria que se convierte en una pulmonía, un resfriado, incluso puede llevarnos a la muerte:
Y eso es lo que yo considero una
Y de repente te das cuenta de que a pesar de que es una de esas historias trágicas que amenaza con convertise en una pulmonía o en un resfriado contagioso no deseas que acabe.
No importa si esta es una literatura-de-cobija-y-colchón, de-radiador-y-calceta-de-borrego-merino, para-surfear-las-letras-en-pijama-y-pantuflas ya que esta literatura está emparentada [será una prima lejana o cercana] con esa literatura de exteriores fríos, de-pulmonías-fulminantes, de--resfriados-y-sonrisas-entre-estornudos-literarios-en-el-horizonte-bretón contemplado desde el despeñadero plegadizo.
De alguna manera sé que estoy solo, bueno, sólo en la medida en que todos podemos estarlo. Solo contra el destino que me he decida a construir.
Ese tipo de soledad profunda, que se construye a partir de una compañía, o más bien de una contemporaneidad que no va más allá de la copresencia; es decir, que no implica la complicidad, sino solamente el azar de haber coincidido en un mismo lapso de tiempo/duración focalizado.
Una soledad profunda a partir de tanta falta de comunicación. A nadie puedo confesarle mis intenciones de ser escritor porque me da miedo.
Y entonces recuerdo esa escena : yo en medio de la playa ahora sobrepoblada, una playa en Semana Santa, todos riéndose y mirando hacia lados diferentes, tomando cerveza, comiendo camarones al mojo de ajo, arroz-a-la-tumbada-estilo-Veracruz, algunos subidos a la banana mientras yo observo la vastedad del océano. Solamente veo una línea azul y pienso que es lógico que haya gente aún ahora en 2019 que 'crean' que la Tierra es plana, mientra siento el agua de las olas que me acaricia los pies y me invita a jugar, siento su abrazo océanico; el abrazo del miedo. Bajo el sol inmenso bajo la bruma y la humedad.
Ese tipo de soledad profunda, que se construye a partir de una compañía, o más bien de una contemporaneidad que no va más allá de la copresencia; es decir, que no implica la complicidad, sino solamente el azar de haber coincidido en un mismo lapso de tiempo/duración focalizado.
Una soledad profunda a partir de tanta falta de comunicación. A nadie puedo confesarle mis intenciones de ser escritor porque me da miedo.
Y entonces recuerdo esa escena : yo en medio de la playa ahora sobrepoblada, una playa en Semana Santa, todos riéndose y mirando hacia lados diferentes, tomando cerveza, comiendo camarones al mojo de ajo, arroz-a-la-tumbada-estilo-Veracruz, algunos subidos a la banana mientras yo observo la vastedad del océano. Solamente veo una línea azul y pienso que es lógico que haya gente aún ahora en 2019 que 'crean' que la Tierra es plana, mientra siento el agua de las olas que me acaricia los pies y me invita a jugar, siento su abrazo océanico; el abrazo del miedo. Bajo el sol inmenso bajo la bruma y la humedad.
Comprendí que lo que me gusta de la literatura son ciertas escenas, figuras y símbolos que considero técnica-y-teóricamente poderosas. Como especies de arquitecturas o esculturas en movimiento, o descripciones, 'libres' a la intepretación; fotografías 'bien' tomadas (aunque ignoro cómo tomar fotos). Y hablo en parte, d'esa buena Literatura; d'ese 'detener la mirada en el momento exacto, cual ojo fotográfico que capta la escena en el momento justo y que se gana un premio en Reuters, Time/Life, Le Mandé o en The New York Times.
Un amigo afirma que la Literatura es como ir al psiconoalista, con la diferencia que tú eres el paciente y el loquero al mismo tiempo. No sé si sea 'tan así', pero a veces me parece que tiene razón aunque parcialmente. Por respeto no diré quien es ese amigo, porque ustedes lo conocen.
Cada vez que me paro al baño me echo una mirada en el espejo frente al lavabo y el necessaire,...
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...no sé, supongo que para ver como ando, para saber si he mejorado un poco, o en el más extremo de los casos, para saber si aún existo... O para recordarme cómo soy por fuera o para cerciorarme que no he muerto...por ello necesito sentir el frío.
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