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9 de julio del 2009
5:48 pm
(Al caer el alba)
C α R T A S

9 de marzo del 2009 7:43 pm.

“Nos buscas grandes cosas...; no las busques”


H
a esperado el tiempo suficiente es más, tiene la seguridad de que el silbido de su alma se encuentra propicio a dialogar con él. Ella es una reencarnación de una antigua amiga de él, de su espíritu, mejor dicho, que tuvo en otros tiempos: Meng Jiang Nü. Ella tenía una piel avasallante, de su cuerpo no se podría hablar sin mencionar su talle de humo… sabor vainilla, sus miembros lechosos, sus piernas solubles, tejidas con hilos de sedosa canela; jugosa, como una mandarina, sus movimientos se dibujan como una sábana caliente, como una lengua hirviente, o un bombón diluido por una llama bífida, como lengua de serpiente. Probar de esa delicia confitada permite al corazón entrar en una satisfacción absoluta, una nube espesa, que reside en la sensación profunda de no poseer absolutamente nada, sólo  una paz con pe mayúscula. Su labios son breves como una mirada, y profundos e inexorables, como una mirada. 

Afortunadamente, su representación física actual, ha conservado como rasgo fundamental sus rulos extensos, hechos de hebras sabor chocolate, que es, sin duda una magnifica demostración de la volátil majestuosidad de lo imperecedero.

            Esta reencarnación no le fue fácil, después de que su energía atravesó primero el cuerpo de un pica buey, después transitó por un soleme, por un EBONI, una tormenta, por un virus.

[por una de esas cosas que están lejos de nuestra vista y que por lo tanto ¡no vemos o ‘no deseamos ver’]

Hasta que fue a dar, inexplicablemente, al centro de un grano de arena del mar y en ese inefable destino halló expiación por quién sabe cuántos millones de años, hasta que las corrientes y la eternidad le favorecieron –dicen que el destino es siempre justo-; quién conocerá la forma en la que a través de una de suerte de fusión se refundió con otros elementos de su misma naturaleza, hasta que, del mismo modo en que pudo concebirse el fractal popcornjulia, el carapacho de un ermitaño, el polvo de estrellas,  La creación de las aves, la forma misma en la que se borda el manto terrestre. Su cuerpo hecho de esporas de arena líquida, derretida como azúcar, atravesó el tiempo como el resuello del viento de la casa de las dagas voladoras. Y su cuerpo inquieto se absorbió, se disolvió y comprimió, y al mismo tiempo su esencia se amplificó hasta que fue una en todos los cuerpos, trascendente, uniforme, idéntica, perfecta, no prevaleciente sobre la naturaleza, pero exenta de nacimiento, de crecimiento y decadencia, como las beldades que resguardan los extensos jardines de piedra que hallamos ocultos bajo el río —donde pueden darse por sentadas las corrientes— en el que acostumbran bañarse los filósofos mientras otros, al mismo tiempo renacen como los hijos de aquel espíritu que es esencialmente uno  y que se encuentra en uno y todos los cuerpos, que es omnipresente, soberano, que guarda estrecha relación con lo irreal, con el nombre, la especie y todo lo demás de los tiempos pasados, presentes y venideros. Y así se cohesionó hasta convertirse en el sustancia fundamental de la piedra más majestuosa que ornamentaría por siglos enteros la corona del dios Totek y (algo de las mitologías de oriente). Y ahora está en este inmenso amor de Tormenta-Huracán y de Dragón.

Hurakan-KuKulKán

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Te amo Cassandre. Te pienso cada momento.

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